La oveja negra
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
MICRORRELATO del escritor Augusto Monterroso
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Evidentemente ya la conoces:
Se ha perdido la oveja negra.
Se me ha ido para las piedras,
a ese pasto que queda arriba
de la montaña, cerca del sol.
O estará buscando otra oveja
de su color.
Es la misma oveja oscura que de noche
no se ve bajo los rayos de la luna.
Es la misma que se atora en los barrancos.
Es la misma que anteayer maldijo el cura.
Ahora es la maldición de mi rebaño.
Ahora es la incertidumbre de mis hijos.
Ahora es cuanto hay de triste en estos años
porque el padre por su boca la maldijo.
La mañana vendrá temprano,
y estaré para echarle mano.
Romperé con su mal ejemplo
para el rebaño que manda Dios,
porque el pasto de mis ovejas
lo siembro yo.
Analogias e intertextos por todas parteees!!!
excelente microrrelato, me paseare mas seguido por aqui =)
Publicar un comentario